El origen de esta Comparsa es prácticamente imposible de averiguar. En
la primera acta que se conserva en el archivo de la Asociación de San
Jorge, de 1839, ya figura en la relación de «filadas», si bien bajo la denominación
de Tomasino, vocablo tal vez debido a un error porque ya no
vuelve a aparecer, y sí en cambio el de Tomasines o Tomasinas, según constatan
las actas hasta 1845.
¿De dónde procede este nombre?, ¿cíe la casaca que usaban, muy semejante
a las así denominadas y utilizadas en la España del siglo XVIII, según
afirma Llobet y Vallosera?, ¿o acaso es un apelativo derivado del vocablo
Tornas, propio de algún personaje popular de aquellos tiempos? ¡Menudo
enigma a descifrar!
No es probable que la Comparsa desapareciese poco después, pero,
como en 1850 se aprueba un diseño de Tomasinas presentado por Pedro Laliga,
cabe suponer al menos una reforma en la indumentaria del ya existente.
Mucho debió ser su aceptación popular o se produciría una escisión en la
Comparsa —cosa corriente en la voluble mentalidad festera de la época—,
lo cierto es que en 1858 es aprobado otro diseño de Tomasinas presentado
por jorge Sempere. La denominación oficial de Primera y Segunda que las
distingue, respectivamente, en adelante no cuaja entre el vulgo, que recurre
a los adjetivos de Velles y Troves para singularizar la distinción.
La popularidad se cimienta y arraiga de manera asombrosa, y prueba de
ello es la longevidad inaudita que alcanzan —medio siglo una, y más la otra—
en unos tiempos en que las Comparsas cristianas —y en parte las moras —
aparecen y desaparecen del tinglado festero con una rapidez de prestidigitación,
hasta el punto de que muchos diseños, aprobados, se esfuman en unos
meses y quedan en meros proyectos.
Ambas Tomasinas s,e extinguen, respectivamente, en 1906 y 1908, barridas
por los vientos renovadores que soplan en los albores del siglo sobre el
vestuario comparseril, y tras una existencia pintoresca que hizo furores, sobre
todo, entre nuestras abuelas, encandiladas sin duda por una canción popularísima
que les llegaría a¡ alma enamoradiza:
Ja baixen les Tomasines
en la m a al costal,
i diuen a les fadrínes:
mireume la rosa
que porte en !o cap.
Porte sabata en devilla,
la calca en ramell
¡visca la flor del sombrero,
xopeti i casaca
i el bon saragüell!
Un estribillo:
Día vint-i-dos d'abril,
qui vorá a les Tomasines
carrer Major cap avall
ensenyant les pantorrilles.
Entre las variantes que hay, sobre todo variedad de estribillos, ésta parece
más bien dedicada a las Tomasinas Viejas por aquello de la rosa en lo cap,
ya que un bicomio con ramo de flores y un trabuco eran las únicas prendas
distintivas respecto de las Nuevas, que usaban tricornio sin flores y alabarda.
En lo demás, ambos diseños eran iguales o diferían
solamente en colores y tonalidades.
* * *
Tras el colapso forzoso que sufrieron nuestras
Fiestas, motivado por la guerra de Liberación, y
ante la necesidad de incrementar el número de
Comparsas cristianas, surge la idea de revivir las
antiguas Tomasinas. Lo desconcertante del caso
no es la propuesta en sí sino el hecho de que se
autorizara una resurrección de esta índole, cuando
tantas cosas h a b í a n evolucionado, aprobación
efectuada por la Asociación de San Jorge en la
J, G. O. del 5 de mayo de 1940, a petición de
D. Elias Pérez Blanes que pasó a ocupar el cargo
de Primer Tro.
El diseño respondía en todo a las características
de la desaparecida Comparsa de Tomasinas
Viejas, el cual fue cedido por su antiguo Primer
'JYo D. Emilio Abad Moltó, «Fomento», a los recientes
restauradores, sustituyendo únicamente
el trabuco por la alabarda de las Nuevas, que aun
se conserva.
La resurrecta Comparsa debuta en la Gloria
del año siguiente confiando la representación al
simpático y célebre D. Enrique Soler Oltra, «Fleta
». Fue el primer acto oficial en que participó y
el único del citado año porque, según leemos en
el acta de ¡a J. G. E. del 5 de abril de 1941. «Tomasinas
Viejas explica, con algunos datos, el gran
interés que han tenido en sacar la Comparsa a
Fiestas, pero han tropezado con un sinfín de inconvenientes
y principalmente en la tela para las
capas, que se ven en la imposibilidad de salir.»
En 1942 ocupan ya de lleno todos los actos
festeros, renovando aquella popularidad que hizo
las delicias de gran número de gentes, debido quizás
a la muy particular indumentaria y al recuerdo
de la típica canción. Las Tomasinas Viejas, o Tomasinas
simplemente puesto que no había lugar
al adjetivo, añaden por fin al diseño, en 1946, capa
corta de seda azul forrada de blanco.
La Comparsa introdujo en 1950 una costumbre
que todavía perdura: tomar parte en ¡a Gloria
del Hospital, que en aquellas fechas se celebraba
en la mañana del Sábado Santo, y llevar al gloriero
equipado en vez de hacerlo allí, en una de las dependencias,
como era costumbre. Las Tomasinas
vistieron al niño Pablo Esteve Matarredona y, con
ia música tras él, obsequiaron con las típicas «monas
de Pascua» a los enfermos.
El mismo año les correspondió el cargo de Atférez
que ostentó e! ya citado Sr. Soler, y D. José
Moya escribió en su Crónica de Fiestas: «...Ofrecía
!a Comparsa Tomasinas una Entrada que nadie
esperaba por la riqueza y gusto de que hizo
gala, ya que, francamente, pocos creían que su
indumento íestero se prestara a presentarían bello
cuadro de conjunto...» El cuadro fue, sin embargo,
versallesco, de minué, con pelucas blancas,
medías de seda y polvos de rapé.
Un año despuésfi en 1951, ostentaba el cargo
de Capitán D. Vicente Guillem Llorens. Ei actual
Presidente de la Asociación, Sr, Uoronat, por entonces
Cronista de Fiestas, testificaba así lo ocurrido:
«La actuación del Capitán de Cristianos,
Sr. Guillem, de la Comparsa Tomasinas, merece
una especial mención. De todos es conocido el
accidente que sufrió e! simpático y popular festero
D. Enrique Soler Oltra al apearse del caballo
en la «Entra» oficial, desgracia que íe dejó incapacitado
para la actuación de Capitán. Este grave
contratiempo, como es natural, causó viva inquietuden la Comparsa de Tomasinas, pues dada la
inminente proximidad de las Fiestas, no acertaban
a resolver la apurada situación creada por la baja
del Sr. Soler, en cargo de tanta monta como el
de Capitán. Así las cosas, surgió afortunadamente
la figura de don Vicente Guillem, que con gesto
digno de gran festero, aceptó con todas, e! cargo
de Capitán, normalizando con ello ¡a situación y
restableciendo la alegría en la Comparsa. El señor
Guíliem ha tenido una actuación merecedora de
todo elogio y ha lucido e! cargo de Capitán con
dignidad y prestancia, acudiendo a todo con mano
abierta y generosa. Muy bien por e! Capitán delas Tomasinas Viejas, Sr. Guillem.» Como consecuencia
de este gesto caballeresco, la Comparsa,
en Junta General del 15 de junio de 1953, le nombró
Primer 7ro de Jionor de la misma.
En los días que siguieron a este hecho surgió
la idea de la reforma completa del traje, puesto
que, como es sabido, era del todo anacrónico, ya
que la acción de las Fiestas se sitúa en la segunda
mitad del siglo XIII, mientras que los viejos trajes
correspondían a la usanza borbónica del siglo
XVIII. En principio fueron estudiados dos bocetos
que se refundieron en uno solo, diseñado por
D Rafael Guariros, y que fue presentado para su
aprobación definitiva a la asesoría artística de la
Asociación de San Jorge, exhibiéndose en la Junta
General Ordinaria de la citada entidad, el 17 de
enero de 1954, a todos los Primen Trons de las
Comparsas. El mencionado diseño difería completamente
del antiguo, poniéndose a la altura de la
época en que se ambientan los actos de las Fiestas
alcoyanas, y conservando únicamente del viejo
boceto la alabarda, usada en las Dianas y enfraeto,
y la característica tna al coshit, todo !o cual no lia
evolucionado en absoluto. Cabe destacar que, por
tradición oral, se conserva también la- popular
canción de las antiguas Tomasinas Viejas. El gloriero
que presentó en 1954, el nuevo diseño fue
D. Luis Pérez Ibáñez que, D. m., desempeñará el
cargo de Capitán en la presente ocasión.
Aunque muy conocido por lo reciente, creemos
una obligación relatar aquí un hecho relacionado
con la Comparsa. D. Adolfo Bernabeu Espí
había obtenido e! derecho —bienal por aquel entonces—
para que su hijo representara la figura
del Sant Jordiet como, en efecto, la ostentó en
1954. Mas apenas concluidos los festejos transfirió
el derecho que le restaba a don Mario Colomina
Jordá, operario de la empresa Bernabeu y C.a e
individuo de ia Comparsa Tomasinas, para que al
año siguiente encarnara al Santo su hijo Jesús Colomina
Jordá, con el mismo traje y costeándole
todos los gastos, tal como sucedió. El hecho, de
honda significación humana y trascendencia social,
fue digno de las virtudes de aquel insigne
patricio alcoyano que se nos fue en un accidente
de automóvil y que Dios, tenga en la gloria.Finalmente ei año pasado, por turno de antigüedad
y rotación, correspondió de nuevo el cargo
de Alférez a las Tomasinas, desempeñándolo
en esta ocasión dos personas: el primer y tercer
días D. Rafael Cantó Vanó y el segundo don Antonio
Molina Pascual, quienes, juntamente con la
finísima presentación de! «boato», lucieron mucho
a pesar de la trenca en la Entrada de Cristianos
ocasionada por causas ajenas a la buena voluntad.
Y si la tan conocida canción ha sufrido tales
variantes, ¿por qué no introducir otra que se nos
ocurre ante los preparativos para el Capitán? Podría
decir así:
Ja baixen les Tomasines
en la ma aE costal
i diuen a les fadrínes:
mireu-mos a tots molt be
en el any de Capitá.
FRANCISCO JAVIER
ESTEVE
PONSODA
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