RESEÑAS y ORIGENES. Fco Javier Esteve. 1963. Revista ASJ.

El origen de esta Comparsa es prácticamente imposible de averiguar. En

la primera acta que se conserva en el archivo de la Asociación de San

Jorge, de 1839, ya figura en la relación de «filadas», si bien bajo la denominación

de Tomasino, vocablo tal vez debido a un error porque ya no

vuelve a aparecer, y sí en cambio el de Tomasines o Tomasinas, según constatan

las actas hasta 1845.

¿De dónde procede este nombre?, ¿cíe la casaca que usaban, muy semejante

a las así denominadas y utilizadas en la España del siglo XVIII, según

afirma Llobet y Vallosera?, ¿o acaso es un apelativo derivado del vocablo

Tornas, propio de algún personaje popular de aquellos tiempos? ¡Menudo

enigma a descifrar!

No es probable que la Comparsa desapareciese poco después, pero,

como en 1850 se aprueba un diseño de Tomasinas presentado por Pedro Laliga,

cabe suponer al menos una reforma en la indumentaria del ya existente.

Mucho debió ser su aceptación popular o se produciría una escisión en la

Comparsa —cosa corriente en la voluble mentalidad festera de la época—,

lo cierto es que en 1858 es aprobado otro diseño de Tomasinas presentado

por jorge Sempere. La denominación oficial de Primera y Segunda que las

distingue, respectivamente, en adelante no cuaja entre el vulgo, que recurre

a los adjetivos de Velles y Troves para singularizar la distinción.

La popularidad se cimienta y arraiga de manera asombrosa, y prueba de

ello es la longevidad inaudita que alcanzan —medio siglo una, y más la otra—

en unos tiempos en que las Comparsas cristianas —y en parte las moras —

aparecen y desaparecen del tinglado festero con una rapidez de prestidigitación,

hasta el punto de que muchos diseños, aprobados, se esfuman en unos

meses y quedan en meros proyectos.

Ambas Tomasinas s,e extinguen, respectivamente, en 1906 y 1908, barridas

por los vientos renovadores que soplan en los albores del siglo sobre el

vestuario comparseril, y tras una existencia pintoresca que hizo furores, sobre

todo, entre nuestras abuelas, encandiladas sin duda por una canción popularísima

que les llegaría a¡ alma enamoradiza:

Ja baixen les Tomasines

en la m a al costal,

i diuen a les fadrínes:

mireume la rosa

que porte en !o cap.

Porte sabata en devilla,

la calca en ramell

¡visca la flor del sombrero,

xopeti i casaca

i el bon saragüell!

Un estribillo:

Día vint-i-dos d'abril,

qui vorá a les Tomasines

carrer Major cap avall

ensenyant les pantorrilles.

Entre las variantes que hay, sobre todo variedad de estribillos, ésta parece

más bien dedicada a las Tomasinas Viejas por aquello de la rosa en lo cap,

ya que un bicomio con ramo de flores y un trabuco eran las únicas prendas

distintivas respecto de las Nuevas, que usaban tricornio sin flores y alabarda.

En lo demás, ambos diseños eran iguales o diferían

solamente en colores y tonalidades.

* * *

Tras el colapso forzoso que sufrieron nuestras

Fiestas, motivado por la guerra de Liberación, y

ante la necesidad de incrementar el número de

Comparsas cristianas, surge la idea de revivir las

antiguas Tomasinas. Lo desconcertante del caso

no es la propuesta en sí sino el hecho de que se

autorizara una resurrección de esta índole, cuando

tantas cosas h a b í a n evolucionado, aprobación

efectuada por la Asociación de San Jorge en la

J, G. O. del 5 de mayo de 1940, a petición de

D. Elias Pérez Blanes que pasó a ocupar el cargo

de Primer Tro.

El diseño respondía en todo a las características

de la desaparecida Comparsa de Tomasinas

Viejas, el cual fue cedido por su antiguo Primer

'JYo D. Emilio Abad Moltó, «Fomento», a los recientes

restauradores, sustituyendo únicamente

el trabuco por la alabarda de las Nuevas, que aun

se conserva.

La resurrecta Comparsa debuta en la Gloria

del año siguiente confiando la representación al

simpático y célebre D. Enrique Soler Oltra, «Fleta

». Fue el primer acto oficial en que participó y

el único del citado año porque, según leemos en

el acta de ¡a J. G. E. del 5 de abril de 1941. «Tomasinas

Viejas explica, con algunos datos, el gran

interés que han tenido en sacar la Comparsa a

Fiestas, pero han tropezado con un sinfín de inconvenientes

y principalmente en la tela para las

capas, que se ven en la imposibilidad de salir.»

En 1942 ocupan ya de lleno todos los actos

festeros, renovando aquella popularidad que hizo

las delicias de gran número de gentes, debido quizás

a la muy particular indumentaria y al recuerdo

de la típica canción. Las Tomasinas Viejas, o Tomasinas

simplemente puesto que no había lugar

al adjetivo, añaden por fin al diseño, en 1946, capa

corta de seda azul forrada de blanco.

La Comparsa introdujo en 1950 una costumbre

que todavía perdura: tomar parte en ¡a Gloria

del Hospital, que en aquellas fechas se celebraba

en la mañana del Sábado Santo, y llevar al gloriero

equipado en vez de hacerlo allí, en una de las dependencias,

como era costumbre. Las Tomasinas

vistieron al niño Pablo Esteve Matarredona y, con

ia música tras él, obsequiaron con las típicas «monas

de Pascua» a los enfermos.

El mismo año les correspondió el cargo de Atférez

que ostentó e! ya citado Sr. Soler, y D. José

Moya escribió en su Crónica de Fiestas: «...Ofrecía

!a Comparsa Tomasinas una Entrada que nadie

esperaba por la riqueza y gusto de que hizo

gala, ya que, francamente, pocos creían que su

indumento íestero se prestara a presentarían bello

cuadro de conjunto...» El cuadro fue, sin embargo,

versallesco, de minué, con pelucas blancas,

medías de seda y polvos de rapé.

Un año despuésfi en 1951, ostentaba el cargo

de Capitán D. Vicente Guillem Llorens. Ei actual

Presidente de la Asociación, Sr, Uoronat, por entonces

Cronista de Fiestas, testificaba así lo ocurrido:

«La actuación del Capitán de Cristianos,

Sr. Guillem, de la Comparsa Tomasinas, merece

una especial mención. De todos es conocido el

accidente que sufrió e! simpático y popular festero

D. Enrique Soler Oltra al apearse del caballo

en la «Entra» oficial, desgracia que íe dejó incapacitado

para la actuación de Capitán. Este grave

contratiempo, como es natural, causó viva inquietuden la Comparsa de Tomasinas, pues dada la

inminente proximidad de las Fiestas, no acertaban

a resolver la apurada situación creada por la baja

del Sr. Soler, en cargo de tanta monta como el

de Capitán. Así las cosas, surgió afortunadamente

la figura de don Vicente Guillem, que con gesto

digno de gran festero, aceptó con todas, e! cargo

de Capitán, normalizando con ello ¡a situación y

restableciendo la alegría en la Comparsa. El señor

Guíliem ha tenido una actuación merecedora de

todo elogio y ha lucido e! cargo de Capitán con

dignidad y prestancia, acudiendo a todo con mano

abierta y generosa. Muy bien por e! Capitán delas Tomasinas Viejas, Sr. Guillem.» Como consecuencia

de este gesto caballeresco, la Comparsa,

en Junta General del 15 de junio de 1953, le nombró

Primer 7ro de Jionor de la misma.

En los días que siguieron a este hecho surgió

la idea de la reforma completa del traje, puesto

que, como es sabido, era del todo anacrónico, ya

que la acción de las Fiestas se sitúa en la segunda

mitad del siglo XIII, mientras que los viejos trajes

correspondían a la usanza borbónica del siglo

XVIII. En principio fueron estudiados dos bocetos

que se refundieron en uno solo, diseñado por

D Rafael Guariros, y que fue presentado para su

aprobación definitiva a la asesoría artística de la

Asociación de San Jorge, exhibiéndose en la Junta

General Ordinaria de la citada entidad, el 17 de

enero de 1954, a todos los Primen Trons de las

Comparsas. El mencionado diseño difería completamente

del antiguo, poniéndose a la altura de la

época en que se ambientan los actos de las Fiestas

alcoyanas, y conservando únicamente del viejo

boceto la alabarda, usada en las Dianas y enfraeto,

y la característica tna al coshit, todo !o cual no lia

evolucionado en absoluto. Cabe destacar que, por

tradición oral, se conserva también la- popular

canción de las antiguas Tomasinas Viejas. El gloriero

que presentó en 1954, el nuevo diseño fue

D. Luis Pérez Ibáñez que, D. m., desempeñará el

cargo de Capitán en la presente ocasión.

Aunque muy conocido por lo reciente, creemos

una obligación relatar aquí un hecho relacionado

con la Comparsa. D. Adolfo Bernabeu Espí

había obtenido e! derecho —bienal por aquel entonces—

para que su hijo representara la figura

del Sant Jordiet como, en efecto, la ostentó en

1954. Mas apenas concluidos los festejos transfirió

el derecho que le restaba a don Mario Colomina

Jordá, operario de la empresa Bernabeu y C.a e

individuo de ia Comparsa Tomasinas, para que al

año siguiente encarnara al Santo su hijo Jesús Colomina

Jordá, con el mismo traje y costeándole

todos los gastos, tal como sucedió. El hecho, de

honda significación humana y trascendencia social,

fue digno de las virtudes de aquel insigne

patricio alcoyano que se nos fue en un accidente

de automóvil y que Dios, tenga en la gloria.Finalmente ei año pasado, por turno de antigüedad

y rotación, correspondió de nuevo el cargo

de Alférez a las Tomasinas, desempeñándolo

en esta ocasión dos personas: el primer y tercer

días D. Rafael Cantó Vanó y el segundo don Antonio

Molina Pascual, quienes, juntamente con la

finísima presentación de! «boato», lucieron mucho

a pesar de la trenca en la Entrada de Cristianos

ocasionada por causas ajenas a la buena voluntad.

Y si la tan conocida canción ha sufrido tales

variantes, ¿por qué no introducir otra que se nos

ocurre ante los preparativos para el Capitán? Podría

decir así:

Ja baixen les Tomasines

en la ma aE costal

i diuen a les fadrínes:

mireu-mos a tots molt be

en el any de Capitá.

FRANCISCO JAVIER

ESTEVE

PONSODA






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