La Serra de Mariola, cuna de la música de moros y cristianos’, un artículo de David Payá Gea

‘La Serra de Mariola, cuna de la música de moros y cristianos’, un artículo de David Payá Gea

Compartimos el artículo de David Payá Gea, director de banda y maestro de música, titulado ‘La Serra de Mariola, cuna de la música de moros y cristianos’.
En este artículo pretendo dar una visión histórica, ordenada y aproximada al origen de la música para las fiestas de Moros y Cristianos. Al estar en constante transformación, encontramos diferentes estilos y formas de desfilar, circunstancia que viene condicionada por la ubicación geográfica de cada población. La música militar ha tenido una gran influencia en los primeros pasos de nuestras fiestas de Moros y Cristianos. Desfilamos llevando el "paso militar" y, de hecho, en algunas poblaciones utilizan, hoy en día, repertorio de marchas militares, como es el caso de Sax o Yecla. En Cocentaina la filà Caballeria Ministerial utiliza pasodobles y marchas de influencia militar.
El origen de las fiestas de Moros y Cristianos está en las batallas en la península ibérica de época medieval, alternando el poder entre musulmanes y cristianos desde el año 711 hasta 1609, año en el que se forzó a los moriscos (musulmanes bautizados forzosamente que, después de la conquista cristiana, continuaron habitando en la península Ibérica) a abandonar nuestro país. En algunas zonas costeras, la fiesta recuerda la lucha contra piratas berberiscos que, con la creación del Islam, llegaban del norte de África.
A finales del s. XVII y principios del s. XVIII encontramos el fenómeno de la soldadesca. Los ciudadanos se disfrazaban de soldados e imitaban sus combates usando arcabuces y pólvora. Muchos cargos de las fiestas vienen de este fenómeno (capitán, alférez, sargento, cabo, escuadra). En Beneixama siguen utilizando soldadescas (1839), presentación de armas al capitán el día de la entrada, el rogle (movimientos militares de las escuadras de gastadores al terminar la misa), dianas con sargento, retreta (cerrando el día con faroles iluminados como cierre de puertas de las murallas). En Bocairent cuando finaliza la entrada, el capitán cristiano y el moro pasan revista a sus tropas. La diana de Banyeres del 23 de abril (San Jorge), las escuadras realizan los "números" (movimientos militares) al ritmo de pasodoble. Con todo ello vemos un inicio de la fiesta que irá evolucionando con unas características significativas: basada en la historia local, la tradición debe referirse a la lucha entre cristianos y sarracenos, está en relación con el patrón o patrona en cuyo honor se celebra de un modo periódico y no esporádicamente.
En el s. XIX surge la necesidad de incorporar nuevos elementos como es la banda de música, esta agrupación surge por la influencia de las bandas que acompañaban a las tropas de Napoleón. Alcoy,ciudad pionera en la Revolución Industrial, adapta las primitivas "comparsas" a "filaes" con nombres referentes a la guerra de la Reconquista. En un principio las "filaes" desfilaban sin música o acompañados de música de retreta (trompetas y cajas). En 1817 la Filà Llana de Alcoy contrató la banda miliciana de la ciudad, "La Primitiva", para acompañar a sus festeros a los actos. Esta iniciativa pronto fue imitada por diferentes pueblos donde se desarrollan las fiestas de Moros y Cristianos. La música que se tocaba eran polcas, mazurcas, habaneras, valses y surgió la necesidad de crear una música específica para las fiestas.


El recorrido histórico nos lleva a poner el inicio del pasodoble en una marcha ligera que se utilizaba para que las tropas realizarán sus desfiles militares con formaciones musicales muy pequeñas, fue adoptado como paso reglamentario para infantería. La zarzuela fue un antecedente de calidad, Pan y toros (1864) de Francisco Asenjo Barbieri (Madrid). Pasacalle de los Chisperos (1925) de Francisco Alonso (Granada), Valencia (1925) de José Padilla (Almería), Pasacalle de las escaleras (1930) de Jacinto Guerrero (Toledo), actualmente se sigue tocando en Biar en la comparsa "Estudiants". Hay pasodobles que se han llevado al ámbito militar y que solemos utilizar en nuestros días como, Cádiz (1886) de Valverde y Federico Chueca (Madrid), El Tambor de Granaderos (1896) de Ruperto Chapí (Villena), El Abanico (1910) Alfredo Javaloyes (Elche). Los Nardos (1931) de Francisco Alonso (Granada). De Martín Alonso Pérez (Almería) escuchamos en nuestros días Banderas Moradas (1963), Martín García (1969?), Alfara de Algimia (1982).
mediados del s. XIX encontramos ya pasodobles, como género propio para el desfile. El alcoyano Juan Cantó Francés compuso La primera diana en 1880, pero en 1882 puso el inicio con su pasodoble Mahomet, considerado como la primera obra para las fiestas de Moros y Cristianos.Aunque hay historiadores que apuntan a que el pasodoble Moro Guerrero del autor Manuel Ferrando González (Cocentaina), fuera escrito con anterioridad, pero no hay constancia escrita. En 1891, el maestro José Espí Ulrich (Alcoy) compone Anselmo Aracil, considerado el primer pasodoble dianero, porque se hizo pensando en la funcionalidad de ese acto.
A partir de este punto, la transformación de las marchas militares en pasodobles-marcha y posteriormente en auténticos pasodobles fue muy costosa. Algunos pasodobles alcoyanos ya van dejando la influencia militar, El Capitán (1894), Micalet Sou (1896) o El Capitán de Zuavos (1915) de Camilo Pérez Laporta. Krouger (1900) de Camilo Pérez Monllor. El Rey Capità (1904) de Julio Laporta Hellín.
El pasodoble es el alma de una banda de música, su esencia y hay que aprender a saborearlo en su infinidad de estilos. Es el género que más escuchamos cuando celebramos la fiesta de Moros y Cristianos. El estilo dianero, se caracteriza por un tempo más lento que acompaña el "arrastre" de los pies de los festeros/as que se van incorporando al silencio del alba y reciben las primeras luces del día con melodías sencillas que emocionan el corazón. Las montañas de Mariola, Serrella, Aitana, Montcabrer y Benicadell nos han regalado auténticas joyas. El Fusteret (1947) Manuel Biosca (Albaida). Antañona (1948) Fernando Tormo (Albaida). Suspiros del Serpis (1954) José Carbonell (Alcoy). Primavera (1964) Antonio Gisbert (Alcoy). Brisas de Mariola (1971), Tayo (1983) Francisco Esteve (Muro). Luis Saez (1975), Alcalde Carbonell (1981) José Insa (Cocentaina). El tio Ramón (1976), Aitana (1979) Tomás Olcina (Gorga). L'Agrupació (1985) José Rico (Castalla). Juanjo Casquet (2001) Ignacio Garcia (Cocentaina). Gumer Capità (2006) J. Salvador González (Alqueria de la Condesa). Cacín (2008) Pablo J. Verdú (Onil). Porta de l'Alforf (2015) Ferran Campos (Biar), El Racó del Real (2018) David Leal (Castalla), Maomi (2018) Jesús Ufano (la Vila Joiosa).
Los pasodobles festeros de tempo rápido tienen mucha energía y levantan el ánimo del festero/a, gracias a las partes a contratiempo del bombo y platos. Tomás Ferrús (1927), Nieve y más Nieve (?) Godofredo Garrigues (Manuel). Paquito el Chocolatero (1937), Rafael Ronda (1941), El Bequetero (1942) de Gustavo Pascual (Cocentaina). Xàbia (1976) Salvador Salvà (Xàbia). El Tito (1974) Sebastián Rubio (Villena). Febrer (1985), Tinet (2005) Juan Calatayud (Bocairent). Pérez Barceló (1974), Ramiro Miralles (1981) Bernabé Sanchís (Alacuás). Caridad Guardiola (1987) Antonio Carrillos (Agost).
Como se ha visto en el caso de las marchas militares y de los pasodobles provenientes de zarzuelas, la fiesta de Moros y Cristianos también ha estado abierta desde sus orígenes a incorporar músicas que estaban destinadas en principio a otro tipo de festejos. Este es el caso del pasodoble de estilo taurino, que gusta al festero/a porque aporta ritmo sutil, agradable y airoso. Gallito (1904) Santiago Lope (Rioja). El Gato Montés (1916) Manuel Penella (Valencia). Amparito Roca (1925) Jaume Teixidor (Barcelona). La Entrada (1925) Quintín Esquembre (Villena). Nerva (1933) de Manuel Rojas (Huelva). En er mundo (1930) Juan Quintero (Ceuta). Tercio de quites (1951) Rafael Talens (Cullera). La Puerta Grande (1958) Elvira Checa (Cuenca). El Tio Caniyitas (1959) Ricardo Dorado (La Coruña).
Alférez Alcoi 2019. Agrupació Musical d'Ontinyent. Director David Payá. 'Muntanyés', marcha cristiana de José Conejero.
A principios del s. XX, se dan cuenta que necesitan música específica para las huestes árabes, dando paso al segundo género, marcha mora. El ritmo más lento de la entrada mora exigía composiciones más pausadas, con melodías de sabor árabe y se puso de moda el "corte alhambrista", intentando recrear el exótico entorno de la Alhambra de Granada. Algunos pasodobles incorporaban referencias árabes como El K'sar el yedid (1912) de Camilo Pérez Monllor y Mirhab (1925) de Evaristo Pérez Monllor. El 17 de abril del 1905 se estrenó en Madrid la Zarzuela Moros y Cristianos de José Serrano Simeón (Valencia), en el segundo número presentaba una marcha mora. Otro antecedente lo encontramos en las marchas árabes (ejemplo La Canción del Harem 1907, de Camilo Pérez Laporta) que son una evolución paulatina del pasodoble porque incorporan elementos de percusión hasta consolidar la actual marcha mora. En 1904, Camilo Pérez Laporta compuso la marcha árabe Benixerrajs pero sin éxito. La primicia la marca A-Ben-Amet el año 1907 del alcoyano Antonio Pérez Verdú. Joaquín Barceló Verdú señala en el libro Homenaje a la música festera (Sax, 1971) que las primeras marchas árabes fueron La arenga del Santón o Ecos de Bagdad (finales s. XIX?) del compositor de Muro Rafael Esteve Nicolau.
La marcha árabe tenía dificultad interpretativa, ritmos mixtos de zambra y militar a los que la velocidad fue ralentizándose. A-Ben-Amet o marcha abencerraje fue la primera que se estrenó en la entrada de Alcoy, utilizando por primera vez acompañamiento de "carabassetes" (timbales pequeños), provocando una renovación en la música del s. XX en aspectos melódicos, instrumentales y rítmicos. La producción alcoyana empezó a florecer en la línea de marchas árabes. Gonzalo Blanes Colomer nos dejó joyas como En el Sáhara (1908), A la Meca (1910), Moro de Granada (1942). Camilo Pérez Monllor con Uzul el m'selmen - l'Entrà dels moros (1914), Moros y Cristianos (1945). Evaristo Pérez Monllor con Genna al Ariff (1924). Rafael Casasempere Juan con La Casbha (1949), Boabdil abatido (1952). El cambio a marcha mora se consolidó después de la Guerra Civil. La marcha mora Paso a la Cábila (1907) del "ontinyentí" Rafael Martínez Valls (1895-1946) tuvo mucha resonancia y contribuyó a la expansión de la nueva forma de desfile para el bando moro.
En los años 40 y 60 del s. XX empezó a utilizarse un tempo más vivo y a alejarse del alhambrismo musical con armonías modales. Gustavo Pascual Falcó (Cocentaina) propuso la distribución de la banda de música actual en los desfiles, poniendo la parte rítmica delante, melodías, acompañamiento y contratiempo al final para estrenar su marcha mora Buscant un bort (1944), dejando el estilo "apagado" de la marcha árabe y abriendo una nueva estética mora dando más fuerza tímbrica. Cocentaina siguió aumentando el estilo gracias a El negro Sansón (1954), El President (1971), Jamalajam (1971) de Miguel Picó Biosca. Guardia Jalifiana (1952), Voluntad de Fer (1968), Als Berebers (1972) de José Pérez Vilaplana. Desde Ontinyent, José María Ferrero Pastor, empezó a crear marchas de estructura ternaria como Reige (1958), Mozárabes 1960 (1960), Bon Capità (1971). Amando Blanquer Ponsoda, compositor alcoyano, aportó un estilo más sinfónico y contemporáneo con Abencerrajes. Tarde de Abril (1957), Any d’Alferes (1967), Moment de Festa (2000).
Hay marchas que han acompañado a generaciones y generaciones de festeros/as desde su creación hasta nuestros días: Moros Españoles (1944) de José Pérez Ballester (Novetlé), El Moro del Sinc (1949) de Rafael Giner Estruch (Villalonga), Llanero i president (1955) de José Albero Francés (Campo de Mirra). Als Ligeros (1980) de Pedro Joaquín Francés Sanjuán (Beneixama). Juanjo (1982), Penya Cadell (1975) de Paco Esteve (Muro).
Más tarde, llegaron obras de arte de altísimo nivel, dignificando el género con atrevimiento técnico, estilo compositivo muy elaborado, sin recrear modelos pasados ni imitación entre ellos. Quinze Moros (1988), Bon Fester (1991) de Daniel Ferrero Silvaje (Ontinyent). Un Moro Mudéjar (1981), Al Primer Tro (1987) de Rafael Mullor Grau (Alcoy). Wahabitas (1992) de Joan Enric Canet Todolí (Port de Sagunt). Cavall de Foc (1996), Tudmir (1999), Kike "El Gallo" (2011) de José Rafael Pascual Vilaplana. Reina (1996),  El Colze (2004) de Ramon Garcia i Soler (Atzeneta d'Albaida). Cordó 95 (1995), Voro (1998) de J. Vicent Egea Insa (Cocentaina).
Tenemos marchas que se han convertido en himnos como Als Moros Vells (1995) de Jaime Fco. Ripoll Martins (Altea). Alhakem (1988), Rifeño (1995) de Ignacio Sánchez Navarro (Caravaca de la Cruz). Roperia Ximo (2006) de Francisco Valor Llorens (Cocentaina).
Entrà Castalla 2019. Capitania Moros Vells. Agrupació Musical Ontinyent. Director David Payá. 'Alnajar' marcha mora de Carlos Ferri.
En la actualidad, han llegado nuevas sonoridades desde Ontinyent con Abencerraig (2004), Santiago Capitán Abencerraje (2009) de Saül Gomez Soler. El Griego (2016), Dragons (2017) de Vicente Gabriel Casanova Martínez. Marrakets de San Blai (2017), Al-Musta'rib (2019) de Rubén Penadés Silvestre. Targui (2008) de Juan Carlos Sempere Bomboí (Albaida). Moro de Plata (2014) de Mario Roig Vila (Albaida). Cerca de la sierra del Maigmó propuestas sorprendentes como Canelobre (1997), Croydon (2009) de Ernesto García Climent (Busot). Hichuca (2014) Kiko Juan Rodríguez (Castalla). La marcha africana Somni (2017) de Miquel Morales Climent (Sella). Naqib (2019) David Leal (Castalla). Odalisques (2019), al-Inem anirem (2020) Sergio Moles (Onil).
Las mujeres también tienen su representación. Mejaznía Cortejo Árabe (1950) de María Luisa Campos Cutayar (Alicante). Els marinos de Bocairent (1994) de Mª Pilar Vañó Bacete (Bocairent). Sangre Azul, Pitrikis99(1999) Nuria Amat Álvarez (Elda). Blaus del Cel (2002), un Home Bo (2014) de Lusa Monllor i Mollà (Castalla). La Negra Aylina (2019) de Sara Pedro Asensi (Alicante).
Las huestes cristianas desfilaban con pasodobles de estilo más guerrero como Mi Barcelona (1911) de Julio Laporta Hellín (Alcoy), con incursiones de marcha, corales, fanfarrias y ostinatos propios de la sardana (Laporta estuvo viviendo en Barcelona). También se utilizaba el pasodoble El Desichat (1930) de Edelmiro Bernabeu Cerdá (Albaida). El pasodoble Julio Pastor (1956) de Amando Blanquer (Alcoy), aportaba fanfarrias de trompas, floreos de flautas y flautín de un modo triunfal, dando paso a una coral final en forma de marcha, adelantando ya lo que iba a venir con Aleluya. Aunque pasan más de 30 años para que se implante la nueva modalidad ya había intención de incorporar timbales a un pasodoble para dar un estilo más épico, recordando el mismo proceso de pasodoble a marcha mora.
Las tropas cristianas pidieron su propia música en 1958, cuando la Filà Vascos de Alcoy encarga a Amando Blanquer Ponsoda (Alcoy) la música para su capitanía. Él concibe la idea de marcha cristiana pensando en ciertos cánones litúrgicos que representaran la fe cristiana, por eso se inspiró en un momento de la misa cristiana: Aleluyala primera marcha cristiana denominada. Años más tarde, en 1962 hizo Salmo mostrando una salmodia litúrgica. Sorprende que el maestro alcoyano no volviese a hacer otra marcha cristiana, 37 años después con Tino Herrera (1995). En palabras del mismo Blanquer, afirmaba que se había "equivocado" en el camino trazando un carácter descriptivo-religioso.
Entrà de Bandes Ontinyent 2018. Agrupació Musical Ontinyent. Director David Payá. Pasodoble L'Ofrena, de Ramón García.
El género cristiano empieza a evolucionar con José María Ferrero Pastor. La marcha cristiana Bonus Christianus (1966), utiliza las trompas como elemento militar y épico, fanfarrias emotivas que ayudarán a afianzar el género en la calle. Apóstol Poeta-Rafael Duyos (1978) una de las marchas más interpretadas o Ilicitana (1984) obra de gran creatividad y emotivos corales.
José Pérez Vilaplana con sus famosas marchas Zoraidamir (1969), Gentileza 72 (1972), utilizaba la estructura de un pasodoble festero con ostinatos de percusión en timbales, caja y bombo pensados para la desfilada cristiana.
El alcoyano José Mª Valls Satorre sigue ampliando el estilo. Sus obras, más cortas, destacan por una preparación al fuerte intensa que le da mucha fuerza, por ejemplo Als Cristians (1975) o Ix el cristià (1981) entre su amplio catálogo. Cabe hablar de su Pas als Maseros (1982) una partitura con variaciones de temas populares valencianos. Llegados a este punto se fomentó el género cristiano pero enfocado a estas comparsas. La Néta del Manyà (2001) J.R.Pascual (Muro). El Tio Pep (2002) J.Mª Valls. Tabal i Saragüells (2003) Mario Roig (Albaida). De Quiroga a Sèneca Autobusos (2007) Miguel Ángel Mas (La Canyada). Segle i Quart (2008) J. Salvador González (Alqueria de la Condesa). Pepet (2010) Juan Calatayud (Bocairent). Estruch (2013) Lusa Monllor i Mollà (Castalla). Diego, el mestre (2014) Iñaki Lekumberri (Cocentaina). Silvia Guillem (2014) Ferran Campos (Biar).
Els Contrabandistes (1989) o Farolero (1996) de J.Mª Valls pensadas para las comparsas de contrabandistas, abrieron otra puerta. Tono (2003) Vicent Simó (Real de Gandia). Alfredo Capità (2004) Jaume Blai Santonja (Ontinyent). Afar Mosem (2006) J. Carlos Sempere (Albaida). Sergio Guerola (2010), Teresa Silvestre (2013) Mario Roig (Albaida). Jaume Contrabandista (2012) Azael Tormo (Manuel). Gelu (2015) Bene Ripoll (Ibi). Gitanilla (2018) J. Luís González (Rafelguaraf). Dos piezas fundamentales en esta sección: Ragón Falez (1933) y Churrumbelerías (1934) de  Emilio Cebrián (Toledo).
L'Ambaixador Cristià (1982), más que una marcha: un sentimiento. Marcará un antes y un despuésdado que Rafael Mullor Grau (Alcoy), aporta majestuosas fanfarrias, corales de gran emotividad y ciertas influencias del cine.
Otras piezas que fueron moda y utilizadas durante mucho tiempo fueron Víctor (1983) del compositor contestano José Francisco Molina Pérez y Capitanía Cides (1986) del agostense Antonio Carrillos Colomina.
La década del 90 fue muy prolífica. En poco tiempo tuvimos que ampliar el repertorio de la carpeta de marchas cristianas. En 1990, Caballeros de Navarra del compositor de Caravaca de la Cruz Ignacio Sánchez Navarro. En 1991 Als Creuats del compositor de Joan Enric Canet). Pedro Joaquín Francés Sanjuán nos impresionó también con Gloria (1993), Cid (1995), Tizona (1996) con una temática de "reconquista" y sonoridad cinematográfica.
El contestano Josep Vicent Egea Insa rompió cualquier molde de la marcha cristianaSu enfoque iba al carácter marcial de la marcha con influencia jazzística y con ciertos tintes de música tradicional americana. También presenta por primera vez en el género improvisaciones controladas, ritmos frenéticos, cambios de compás, solos de instrumentos como el corno inglés. Destacamos Catarsis (1986), Picadilly Circus (1991), Marfil (1994).
Nuevas tendencias: Daniel Ferrero Silvaje con Aragonesos 99 (1999). Enrique Alborch Tarrasó (Castelló de Rugat) con Terra Nostra (1999), La Victoria (2001). Compositores comprometidos en realzar el potencial artístico con grandísimas orquestaciones: Ramón Garcia y su Batallers (2000), Tibi Mariae (2002), Paco Jover (2005). También destacamos a José Rafael Pascual con Archaeus (1998), Jéssica (2000), Crusllán (2003).
Los compositores percusionistas Francisco Valor, a partir de Creu Daurà (2002) y Saül Gómez a partir de Diafebus (1999) despertaron mucho interés en el género cristiano revolucionando por completo la función de la percusión. Cambiaron el papel de ritmo base cristiano a protagonista con pasajes de gran dificulta técnica.
Esa constante transformación de la que hablaba en la introducción de este artículo ha dado más libertad para escribir. Ejemplos recientes son Apoteosis (2003) Carlos Pellicer (Benigànim). Tanque (2006) de Iñaki Lekumberri Camps (Cocentaina). El Barranc (2012) Kiko Juan Rodríguez (Castalla). Invictus (2016) Miquel Morales (Sella). La Rosa dels Vents (2016), Filla del Ferro (2019), de Ferran Sanchis Gandia (Ontinyent). Creu i Victòria (2019) de Carlos Ferri Reig (Ontinyent). Músic i Creuat (2018) Alfonso Yépez Santamaría (Alcoy). Ejemplos de mujeres compositoras: Las Cadenas y la Esmeralda (2011) de Patricia Peinado Brotons (San Vicente del Raspeig). Dotze Roses (2015) de Lusa Monllor i Mollà (Castalla). Non nobis dómine (2015) de Margarita Muñoz Escolar (Murcia). Montsegur (2018) de Maria José Moreno Rico (Castalla).
La fiesta actual se disfruta por miles de personas en cada entrada, ágiles y rápidas porque el tiempo del que disponen es el mismo que se utilizaba en su origen. Me dejo un sinfín de compositores/composiciones, así como otros géneros: ballets, música religiosa, fanfarrias, pasodobles de concierto. Debemos navegar por el infinito mar de música festera para descubrir el pasado, que hoy en día lo estamos dejando de lado. Tampoco debemos perder la perspectiva de lo nuevo, que debe de ser útil en duración y equilibrio dinámico para hacer más grande esa palabra mágica: "festa", que siempre saca lo mejor de nosotros/as.
David Payá Gea
Maestro de Música y Director de l'Agrupació Musical d'Ontinyent.

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